Era el día de mi cumpleaños, estaba esperando a que llegasen mis invitados, ya eran las 5:00 de la tarde y no había llegado nadie. Cuando había perdido toda esperanza, sonó el timbre, corrí a abrir pero no era ninguno de mis amigos, era un hombre mayor de cabellos blancos, ojos tristones y rostro pálido y alargado. El señor me saludó como si me conociera y me dijo "Si a media noche queda algún globo en los alrededores de tu casa este será tu último cumpleaños". No le hice ningún caso , creí que estaba de guasa. Es algo de lo que me he arrepentido toda mi vida, o mejor dicho, el resto de aquel 31 de octubre.
Esto es lo que me ocurrió aquella noche:
Eran ya las 11:30, estaba viendo una intrigante película, y justo cuando estaba apunto de acabar, hacia las 12:00,
aquel anciano se presentó en el salón y me dijo "No me has obecido, no has hecho lo que te pedí" Me empecé a reír, cuando de repente sacó un cuchillo de su espalda. Corrí tan rápido como pude, hacia la puerta, mi única escapatoria, pero él fue más rápido y me bloqueó el paso.
Ya no hay marcha atrás, aquí estoy, en el sofá con un globo atado a la muñeca, inmóvil, sin respirar, pero atada a la vida para poder arrepentirme de aquel día, mi último cumpleaños.
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